jueves, 26 de febrero de 2009

Mandarina

¿Dónde está la fruta
para los débiles?
Caen las
naranjas
siempre en otras manos
¿por nuestra culpa, madre,
todos esos gajos desprendidos?
Redobla la sangre
en los huertos de abajo
y hay cascadas amarillas
en los bosques de arriba
¡No hay culpa,
sólo hay herida!
Cristales antibalas los de nuestras gafas
¡guerras hay en todos nuestros ojos!
¡Porque no sabemos mirar,
porque no sabemos mirar
como miráis las madres!
¿Es la fiebre del egoísmo
lo que atenaza nuestros corazones?
¿Hay todavía en nosotros
una espiga de trigo?
Traen los cielos una hoz de tormenta
traen los ciervos la despedida
¡Fuertes los que aman a los débiles!
¡Débiles los amados por los fuertes!
¡Y la única
misión
es salvar a las madres!


Pedro Casariego
Córdoba
1955-1993

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